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19 de mayo de 2011

DESENREDANDO EL TRABAJO EN RED

Interesante artículo de Pamela López, joven gestora chilena, actualmente reside en NY:


 
En general, son pocas las cosas envidio de los Norteamericanos. Sigo pensando que no todo lo que brilla es oro y que nuestro modelo cultural, a pesar de ser todavía bastante perfectible, mantiene ciertas garantías que lo fortalecen y lo hacen particularmente valioso para un contexto como el nuestro. Sin embargo, me reconozco una total admiradora del concepto de “trabajo en red” (networking), un término que si bien utilizamos con frecuencia, incluso en ambos idiomas, pienso no hemos logrado implementar de forma metódica y eficaz.
En nuestro país, el valor de las redes ha sido por largo tiempo subestimado. Estamos acostumbrados a un Estado paternalista que debe hacer los contactos por nosotros y “tejer redes” nos parece un concepto abstracto que se aleja de la inmediatez práctica que requerida para producir obras. Las veces que he intentado desarrollar actividades de networking entre artistas o instituciones, me he visto en la necesidad de justificarlas muy bien, ya que, a simple vista, muchos no logran percibir el valor de estas estrategias. Típicamente entonces, surgen preguntas y muchos sienten que, al no existir un beneficio inmediato, el networking no vale mucho la pena.  En lo concreto entonces, ¿Qué es el trabajo en red? ¿Cuáles son los beneficios que nos presenta? ¿Cuáles los desafíos que se deben sortear en un contexto como el nuestro?
Net-working no es lo mismo que Not-working
El trabajo en red es una estrategia que implica generar relaciones de largo aliento con individuos u organizaciones de intereses similares, obteniendo así, una ganancia o beneficio para ambas partes. Tejer redes implica generar una imagen positiva de uno mismo frente a otros, aumentando las posibilidades de trabajar en conjunto en un futuro próximo. Inherentemente, el trabajo en red es de carácter cooperativo y promueve el intercambio de conocimiento, transformándose en la base para una comunidad profesional.
Esta definición del networking y sus beneficios, debe ser diferenciada de dos aspectos importantes: El primero, clarificar que trabajo en red no es necesariamente un equivalente a “redes sociales”. Muchos piensan que alimentar una página en Facebook o mantener una cuenta en Twitter es realizar el trabajo en red suficiente para lograr ciertos objetivos. Si bien esto no es necesariamente falso, debemos estar conscientes que las redes sociales son sólo una parte de lo que implica el trabajo en red. Estas son, por lo tanto, ejemplos concretos de estrategias de networking funcionales y efectivas (sin contar que son muy económicas), pero no los únicos mecanismos interesantes que pueden desarrollarse con el fin de potenciar la interconectividad con otros sectores u organizaciones. Es necesario que vayamos más allá y pensemos en otras formas creativas.
El segundo aspecto que genera confusión en relación al trabajo en red tiene que ver con lo que coloquialmente conocemos en Chile como el “pituto”. El trabajo en red tiene elementos claros que lo diferencian del lobby oportunista, siendo el más importante el que concierne a su naturaleza contextual. A diferencia del “pituto”, el mecanismo regulatorio principal del trabajo en red no responde a un cierto estatus jerárquico o elitista, ni tampoco es exclusivamente de carácter monetario. En definitivas cuentas, no necesitamos haber asistido a un determinado colegio o vivir en un barrio específico para ser eficaces en el networking. Podríamos decir que las redes se mueven de acuerdo a condiciones contextuales tales como los intereses comunes y la confianza, siendo precisamente estos, los elementos lo que lo hacen tan valioso para el mundo de las artes.
Arte en red
Ya que el networking depende principalmente de los intereses comunes y el contexto en el cual se realiza, éste es muy eficaz al momento de vincular sectores tan diversos en naturaleza como, por ejemplo, la comunidad artística y el mundo empresarial. En lo personal, creo que el trabajo en red es una de las estrategias más interesantes para enfrentar el nuevo paradigma que se está implementando en nuestro país y que responde a uno que requiere del trabajo con entidades privadas. Tanto organizaciones como artistas tienen la responsabilidad de incorporarlo como elemento esencial de planificación estratégica y, si bien todos entendemos la importancia del mecenazgo y el desarrollo de fuentes de financiamiento privado, a muchos nos cuesta acceder a sectores diferentes al del mundo de las artes ya sea por falta de iniciativa propia o por una carencia de estrategias que nos lo permitan.
El trabajo en red, debiera ser una estrategia con la cual el artista se sienta familiarizado. Muchas formas artísticas son intrínsecamente interdisciplinarias y colectivas y, por lo tanto, expandir los círculos de trabajo hacia otros profesionales u organizaciones debiera ser una más de nuestras actividades de gestión.
La piedra de tope
No podemos dejar de reconocer que en Chile existen ciertos factores que dificultan el desarrollo de las estrategias de trabajo en red. Entre estos se encuentran algunos que ya hemos nombrado tales como la subvaloración y poca comprensión de lo que implica el networking, o la comodidad de un sistema cultural al cual le hemos delegado la responsabilidad de establecer estos vínculos. Sin embargo, aún hay más.
Un factor importante tiene relación con el hecho de que visualizamos nuestro círculo como uno demasiado pequeño y, por lo tanto, tendemos a generar relaciones mas cercanas a la competitividad que a la colaboración. Debemos estar conscientes que, al compartir información, siempre el beneficio será mayor que el sacrificio.
Por otro lado, el trabajo del artista en Chile es en general cortoplacista. Esto no es porque exista una urgencia en términos de creación, si no porque nuestro sistema de financiamiento promueve trabajos en su mayoría de un año de duración, donde el financiamiento se debe ir obteniendo proyecto a proyecto. Es por esto, que el artista no ve la necesidad de establecer redes (que por definición son de largo a liento) ya que no obtendrá un beneficio inmediato. A modo de ejemplo, una compañía teatral que se disolverá luego de una producción específica no invertirá tiempo en relaciones que no impliquen un beneficio inmediato.
Por ultimo, en nuestro país existe una carencia en relación a instituciones que se dediquen exclusivamente a promover el trabajo en red tanto a nivel nacional como internacional. Esto puede tener relación con el hecho de que el Consejo Nacional de la Cultura ha ocupado este rol desde su creación, pero también es importante darse cuenta que estas organizaciones responderán a las necesidades de los artistas y, por lo tanto, crear consciencia de estas estrategias es vital.
El trabajo en red debe ser entonces un motor para todo gestor o agente interesado en promover las artes y la cultura. ¿Por dónde empezar? Pueden ser estrategias tan simples como organizar encuentros y actividades que involucren a diversas personas compartiendo un interés común. La naturaleza de la estrategia dependerá siempre del tipo de artista u organización ya que debemos recordar que en el terreno de la gestión pocas veces existen recetas. Por el momento es interesante reflexionar en este asunto y ponernos a tejer.
ML

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